
...Rompamos cada puerta que se cierra,
cada torre sin luz, cada muralla
de hiedra venenosa, cada signo
de sal en el olvido, cada grano
de mostaza o azul, en el recuerdo... (Enrico Espino)
Rompamos la apatía de las musas
que nos vuelven tasajos
-sin piedad-
en instantes cobalto y aguafuerte
qué sea de papel el bozal
y nadie se convierta en cancerbero
de los haces de luz
por mucho que su frente luzca laureles regios
o se proclamen dueños de un parnaso
que al cabo construyeron afecto a dictadores.
En las pasarelas rutinarias
acallemos, in situ,
los silbidos de sierpes,
con piras de palabras y verdades
o el silencio
nos sabrá a cobardía
en los platos de la mansedumbre.
Luisa Arellano
2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario