Arrastraba un cansancio eterno con la espalda encorvada y los ojos mirando permanentemente al suelo. Ya no sabía de qué color era el cielo, no se acordaba de las nubes, ni de las piruetas de los pájaros en el aire. A cambio sabía de huellas en el lodo, en el polvo, en las losas de los paseos y de las aceras siempre mugrientas. Sabía de raíces, de troncos retorcidos y de los brotes que se abrían paso entre terrones, entre pastos añejos o en los parterres abandonados. Hacía tiempo que se había resignado a su visión limitada pero, era feliz desentrañando los misterios de su mundo a ras de suelo. Conocía de memoria todas las formas posibles de zapatos y su manera de abrocharse. Todas las lazadas, todas las hebillas. Sabía descifrar todos los secretos que encerraban. Pero desde hacía unos días su mundo rastrero se velaba y una pátina grisácea se instalaba en su vida. Aquella mañana era tan espesa que tenía que tantear en el aire por miedo a caer. Su eterno cansancio aumentó varias toneladas. Y siguió tanteando e intentando descubrir algún zapato, alguna huella, algún brote o raíz, para saber su ruta. Creyó oír murmullos a su espalda, un trasiego de pies, tal vez de ruedas. Luego nada, hasta sentir un roce apenas, un susurro y el crujir de sus huesos bajo el alud de abandono.
Luisa Arellano.
29 comentarios:
Hola luisa, manos qu eestan fuertes y arrugadas de tanto trabajar con la cabeza baja.
Cuantas veces nos miramos los zapatos cuando en realidad hemos de mirar al frente.
Un beso
el lio de Abi
y fue el fin
genia absoluta,Luisa!
mil besos*
Silvia (y es la primera vez que me dicen rayueliya!)
Qué hermosura, qué maravillosa manera de narrar...Delicada, sutil, perfecta... "era feliz desentrañando los misterios de su mundo a ras del suelo"...
Y la tragedia, apenas sugerida, apenas rozada..."tal vez de ruedas"...
Una delicia, profunda y dulcemente triste.
un montón de abrazos.
El camino hacia el abismo... Bien trazado, con hojas secas y troncos por medio; con el cansancio propio de la vida que curte...
Me ha encantado.
Besos
Excelente blog, Luisa, entré por casualidad pero me quedo como seguidor.
Te invito a visitar el mío si tienes ganas.
Un beso desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
Si, Abi... sólo que la mayoría de las veces, las lazadas y las hebillas, impiden mirar arriba y seguir caminando.
Muchos besos, mi amigo.
Llega el fin, demasiadas veces, Silvia, sin que los finiquitados, que ya vivían en el fin... ni tan siquiera se enteren.
Un montón de besotes.
Gracias, Soco. Me alegra mucho que haya sido de tu agrado.
Montones de besos.
La ruta hacia ninguna parte... gracias, Esmeralda.
Besos.
Hola, Humberto, se bienvenido. Acomódate, porque estás en tu casa.
Me ha alegrado enormemente tu saludo y tu invitación. Y es que la mayoría de las veces en esto de los blogs, la gente aparece de repente como seguidor, pero no dice nada. ;)
He visto un poquito de lo que haces y también me gusta. Intentaré hacerte una visita más larga, ya que si sigues por aquí, podrás comprobar que una situación personal complicada, me mantiene alejada de internet en general, mucho más de lo que yo quisiera.
Un placer, que hayas "tropezado" con este Blues de las Encinas, de mi corazón. :)
Besos de bienvenida.
Un alud de abandono que pesa como lápida, como cemento armado sobre los ojos...
Un beso
marian
que tristeza...el alud del abandono.
tanto esfuerzo, para eso.
Ay, Luisa, que triste es esto!!
que estoy muy sensiblona ultimamente xdddd
El suelo, los pies, las huellas...
Es necesario mirar por donde vamos.
Insuficiente a veces, sobre todo cuando el tiempo se espesa hasta no ver, se hace imprescindible la mirada al horizonte que nos rodea.
De no hacerlo, corremos el riesgo de caer o de ser arrollados.
Bello modo de escribirlo.
Besos.
Triste, niña, pero bello a rabiar. Como de costumbre.
Y otro año que tampoco vienes. Tendremos que ir nosotras... aisssss!
Gracias por compartir el peso de las palabras, Marian. Viniendo de ti, que también las "domesticas" es un apoyo doble.
Besotes.
Conxa, es que tienes un alma grande, grande.
Besazos, reina.
Ybris, a veces no basta con querer levantar la cabeza para, al menos vislumbrar el horizonte... hay máquinarias que arrollan sin miramientos, y lo peor es que consentimos sin apenas objetar.
Un beso enorme.
Cristal, mi amiga, no desesperemos; más que nada por si se hace realidad aquello de "que siempre que llueve escampa" :)
Lucha contra los virus!!!! ;)
Abrazo y besooooo!
¡Es un homenaje tan hermoso querida Luisa el que le ha hecho a esta vida, que quiero para mí una semejante; porque sé que un día mis ojos hurgarán entre bultos y sombras, con la pertinaz sed de quien está vivo, hasta el último instante...¡Y aprendiendo!
¡PLÍÑ! UN 20 LUISA; recuerde que si va a ver a Cristal00k, por eggs tendrá que pasar por mi territorio
¡Que no me entere yo!
Luisa Arellano, gracias por tu comentario a mi poesía.
Como siempre, la tuya está llena de tu encanto y sensibilidad a la hora de escribir sobre cual quiera de los temas
Recibe un afectuoso abrazo
M. Ángel
Triste soledad, vejez y ominosos augurios.
Bella y cadenciosamente descritos.
¡Eres grande, Escritora!
Un saludo lejano y cercano
Una mirada al horizonte, por muy lejano que nos parezca, es necesario para compensar tanta cercanía.
Te he leído varias cosas, me gustan. Vuelvo, un abrazo.
Lúzbel de mis entretelas, qué bien me sabe ese 20 PLIÑ!! Si es que no hay nada mejor que un empujoncito de moral. Graciasssssss
Gracias a ti, M. Ángel, sabes que te aprecio y que no te olvido.
Un beso.
Gracias mi querida Liz, por tu presencia y cariño.
Necesito azuzar a las musas, iré por tu casa que seguramente allí las encuentro :)
Un beso enorme.
Bienvenida, Virgi. Espero que nuestro intercambio se muy fructífero.
Acomódate.
Un abrazo.
hola Luisa
paso a leerte y verte, te deseo muchas cosas buenas y bellas.
besos
A veces la muerte nos pilla desprevenidos, otras veces, esa muerte no es más que prologanción y descanso final de una vida no vivida.
Estupendo relato, a pesar de la tristeza que entraña y provoca.
Besos
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