Detrás del cenicero está sentado
en un rincón del hueco en la pared,
con la mirada seria y sostenida
en el alfeizar del balcón imposible.
Viste la gravedad del que camina
consciente del bagaje que los años aportan,
las cejas, como grapas, arqueadas levemente
asumen realidades y las fijan
en el corcho marrón de sus vivencias,
y calza soledad
el vagabundo
que habita tras la piel
curtida de intemperies.
Detrás del cenicero
habita un hombre
dispuesto a renacer continuamente
de todos los balcones burbuja
que la vida posee.
***
**
*
L. Arellano
14 comentarios:
Hola, Luisa...
Capturaste en tu poema todo el sosiego y la sabiduría que tan solo dan los años.
Dedicado a un amigo, a un hombre, dispuesto a renacer continuamente.
¡Cuánto diera hoy! Por estar detrás del cenicero.
Un abrazo,
Rafael H.
Gracias Rafael,
¿Sabes? tienes mucho en común con Carlos Serra, escribes y pintas y él también lo hace... seguro que disfrutaréis el uno y el otro visitando vuestros correspondientes blogs.
El poema se lo hice con todo cariño al amigo que no se arredra ante nada y menos ante los años jejeje.
Besos
Reinvindicando la madurez Luisa, di que sí.La juventud está sobrevalorada. Y que digan misa! si quieren...
Disfruta de tu amigo. Seguro que vale tus versos.
Un beso.
Si, Cristal, claro que está sobrevalorada, ahora parece que cuando uno pasa cierta edad, le dejan de funcionar las neuronas y hay que echarlo a la basura, cuando es todo lo contrario, pues de esa cierta edad para abajo lo que impera es la inexperiencia de la vida y no digamos del trabajo (que tuvieron la mala suerte de no tener)La madurez da una perspectiva real de lo que es la vida y de lo que "pintamos" aquí. No hay que tenerle tanto miedo a las arrugas, la flacidez y las canas, que el "coco" sigue en perfecto funcionamiento y el corazón también.
Besos... y perdón por la charleta jejejeje
Qué voy a decirte más que GRACIAS, aunque si me hubieras dicho el motivo de pedirme la foto te habría enviado otra con veinte años menos, jajajaja.
El poema me gustó ¿como no? aunque te confieso que soy un tanto tímido y no pueo evitar que se me pongan "colorás" la orejas. En lo que aciertas de lleno es en lo de vagabundo.
Gracias, Luisa, es todo un gesto que me halaga.
Mi beso, amiga.
Carlos
Luisa! bellísimo poema dedicado a un gran amigo, sabías que Carlos fue quien me enseñó a recitar? jejeje, qué tiempos aquellos!
muchos besos a ambos.
Esto es p'al de las orejas colorás, jajajaja
Es que estás tan aparente ahí, detrás del cenicero... que pluffff!! salió solo.
Un besazo, chico tímido.
Sí Marian, si que le recuerdo en Pradosegar, por ejemplo... al igual que hizo conmigo en otras ocasiones y la última en La Lobera que pasamos unas horitas en las que el profe me hacía repetir y repetir...
Se merece el poema y más, que él es todo ánimo y generosidad.
De ahí nuestro orgullo al tenerle como amigo.
Besitosss
Brindo por el caballero que te inspira este hermoso poema
salud!
Pues ¡Chin-chin! Georgia, ¡brindemos a su salud!
Un beso para ti.
bonito homenaje a un amigo.
Debe sentirse feliz de ello.
Yo creo que si, Conxa, ya habrás leído que se le han puesto las orejas "colorás" jajajaja
Besitos
¡Toma alla! El caballero don Carlos.
Déjame, Carlos, amigo Carlos Serra, que sienta unos poquitos celos..., porque una poetaza como Luisa te haya dedicado este magnífico poema. El poema al señor que está detrás del cenicero, al caballero Carlos.
Abrazos a los dos
Ángeles Fernangómez
Como es envidia sana, te dejo jajajaja ¡ay, pero qué cielo eres!
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