21 agosto 2009
COSAS DEL DESTINO
Era el primer día de las fiestas del patrono y su padre, hombre cabezota donde los hubiese, le había puesto como condición innegociable para poder asistir a la verbena, que antes debería recoger el ganado que pastaba en la Cerca del Arroyo y traerlo al corral pues allí ya no quedaban ni pastos ni arroyo.
A las cinco de la tarde el calor era agobiante, durante toda la semana las temperaturas habían rondado los cuarenta grados y la tierra reseca devolvía el calor acrecentado.
A regañadientes se puso en camino. ¡Todo fuese por ir a la verbena con sus amigas y poder estar con Nicolás! Aquél niño la traía de cabeza, no había conseguido olvidarle desde que le conoció en las vacaciones del verano pasado. Era un poco cortado pero guapísimo, y estaba segura de que a él también le gustaba. Tan sólo se habían escrito tres o cuatro cartas pero no importaba; se había comprado un vestido precioso para impresionarle y se moría de ganas por verle esa noche. Su corazón le decía que sería correspondida.
Hacía más calor aún de lo que pensaba. El sol era una losa aplastante. Empezó a sudar mientras enfilaba la calleja de la Fuente del Chorro. Ni una sombra. Apretó el paso deseando alcanzar la arboleda de la fuente donde haría una parada para refrescarse.
Bajaba la cuesta de forma mecánica, cuando un revoloteo furioso le pasó a toda velocidad a la altura de la cara y acto seguido notó un fuerte golpe y un aguijón vehemente que se clavaba en su labio superior. Se dobló con la mano en la boca, aturdida por el enorme dolor y notando como inmediatamente una oleada de fuego la invadía y se le hinchaba toda esa parte de la cara e incluso dentro de la boca.
Atontada volvió sobre sus pasos. Cuando consiguió llegar a casa ya tenía afectados además el oído y la lengua. Sus padres avisaron al médico y éste le puso inmediatamente una inyección que tendría que repetirse cada seis horas.
Aún adormilada, noto la molestia de otra inyección. No sabía cuanto tiempo había pasado, luego le dieron agua y el sopor la envolvió totalmente. Su cara recuperaba poco a poco la normalidad. Soñó con insectos que volaban raudos en persecuciones mortales, hasta que la medicación le hizo efecto.
Se quedó en la cama, tranquila, mientras su íntima amiga Marcela bailaba acaramelada con Nicolás.
Luisa Arellano
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24 comentarios:
Leerte es entregarme al silencio hermoso de tus escritos. que cuando termino.. me pregunto.. como lo haces? que me dejas siempre con ese deseo de continuar.
Hermoso como siempre.. es mi destino leerte.
Un abrazo siempre con cariño
Y mis saludos fraternos.
Que tengas un buen fin de semana
Qué putada!!!!
el destino......que cabrito es a veces.
Me esperaba un final feliz como en las peliculas.
No es justo, que se j... Nicolás que no la merece.
Un besazo
Hola Luisa, un relato corto, que nos deja con un sabor algo amargo, a veces las cosas suceden de esa forma, imprevistos que cambian nuestros planes y de pronto nos convierten en víctimas. Me ha gustado mucho. Te dejo un abrazo, nos vemos el día 26! :)
Hola, Luisa.
¡Vaya con los bichitos! ¿No sería una avispa? ¡Jajaja!
Pero, quién sabe, quizá el tal Nicolás no la convenía, y la vida hace todo lo que puede para ayudarnos, aunque muchas veces duelan sus modos.
Lo que hay es que entenderlo, captarlo, comprenderlo y asimilarlo. Como el veneno de la avispa, o lo que fuera.
A mí, como sabes, me picó hace poco una, y estoy muy contento y de lo más activo, jeje.
Mis saludos a San Bartolo, y un abrazo para ti, artista.
PD.- Pregunta indiscreta:
no, mejor no pregunto.
Besos.
Cuando se reponga y se entere dara gracias a la avispa si es inteligente. De no ser por su picadura se hubiera dejado seducir por por quien solo buscaba cuatro besos. Nunca se sabe.
No creas que el argumento es simple, esas menudencias siempre son causantes del curso de toda una vida, a mí me da por pensar que acontecimiento marcó mi destino y nunca logro ubicarlos, siempre hay uno anterior responsable del siguiente.
Un buen relato con sorpresa final.
Mi beso en tu ventana, niña.
Así pasa a veces. Una avispa basta para trastocar todos los planes.
Siempre cabe el consuelo de pensar como la raposa con las uvas que no estaban maduras.
O que el tal Nicolás era en el fondo un asesino en serie.
O que tendría que escribirle una carta contándole todo.
Besos.
Que pobre la chica... es flipante lo que puede conseguir un pequeño insecto!como puede cambiar tu destino!jeje
me ha gustado mucho el relato..
un abrazo:)
Cuando algo sucede, o es para bién o es para mal, independimientemente de lo que en un principio nos pareciera. Da gusto leer este relato y te apetece seguir leyendo. Saludos a tod@s.
Un giro del destino, siempre hay que temerlo, porque puede que cambie nuestra vida para siempre. Me gustó el texto. Besos y espero que el verano vaya genial al otro lado. Gracias por seguir mi desván. Hasta pronto.
Joder! espero que no fueses tú, la afortunada... pero no se yo...
Y en otro orden de cosas, el mundo al revés, los prosistas haciendo unos poemas de la hostia, y los poetas haciendo esta magnífica prosa...
Es una epidemia? qué está pasando Luisita de mi vida? En fin... yo venía a decirte que, de alguna forma, mi nueva y discreta entrada está basada en tu "Oda al escafoides" y me encuentro con esto. Apabullante flor!
Esto... ¿no has pensado en sacar la verificación de palabras? aparte de que es un rollete, la que yo tengo que escribir ahora mismo, dice: telamete. Lo juro!
Que a ver, no es por nada, que cada uno... ¿verdad? Pero no dice para un blog como este. ¡Digo yo! O si?... ains...
Bueno, pues ná, un besazo.
Luisa Arellano, leerte es vivir lo que narras. Es preciosa la forma y los efectos que haces concebir a tus lectores
abrazo
Nunca se sabe que es mejor y que es peor. Puede que la avispa le salvará de tener caliente la cabeza algunas años o que perdiera eso que tanto anhelaban por no saber esperar nicolas... puede, puede.
Abrazos.
Como se te ocurre terminar con esa picadura mortal, mientra sla amiga daba chance al pretendiente, que borde e sel destino a veces!!
Un abrazo grande
Encantadora manera de narrar...quedé literalmente "encantada"
un abrazo
Llego hasta aquí de la mano de la niña Cristal00k, y paseando, paseando por entre tus encinas que cantan blues,quedo maravillada.
Y con respecto a "Cosas del destino",es un relato perfecto,hermoso,enroscado como la vida misma.
Un beso,Luisa!
Desde la biblioteca de mi pueblo, Bohonal de Ibor, os doy las gracias por vuestras maravillosas palabras que me animan a seguir intentando mejorar cada vez más.
Estoy en las fiestas de San Bartolo que por cierto terminan hoy, pero no penséis mal, que juerga he tenido poquita, lo que he hecho ha sido descansarrrrrr.
Besos a todos.
Ay, Luisa, qué parecido a lo que me ocurrió a mi hace mil años...
Sólo que fue una avispa y no había ningón Nicolás... Ya ves, menos romántico, y más real...supongo.
Me ha encantado. Un abrazo. Soco
LUISA,
- Chaque vie se fait son destin.
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- Nous aurons le destin que nous aurons mérité.
Einstein (Albert
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besos y cuidate
Querida Luisa, qué magia tienen tus palabras para contar con dulzura hasta las historias más amargas. He leído también otros poemas que me había perdido porque tuve que alejarme de internet un buen tiempo. Pero volver al Blues de las Encinas es siempre encontrar un lugar donde beber de esa fuente inagotable de tu inspiración.
Apapachos
Me encanta!.
Cómo puede cambiar la vida de una persona una simple avispita!.,
El destino est ahí.
Un abrazo Luisa.
Me alegra que os haya gustado el relato, que surgió a raíz del picotazo que una avispa inoportuna le propinó a mi querido amigo Antonio Castellón.
Ya sabéis que en los relatos hay siempre algo de verdad... pero también mucho de fantasía :) os aseguro que no he conocido nunca a nadie llamado Nicolás.... jejeje sólo me habría faltado eso. ;)
Un beso enorme para todos.
11 a 9, si mal no he contado, ganan quienes muestran más o menos la cara en la foto. Nada que ver con nada, es un insecto para despistar. Me ha gustado. Me disgusta ver lo breve de la relación. Conclusión:
Las letras no son clavos que sujeten la fidelidad masculina.
¡Vaya con la amiguita...! Con amigas así no hacen falta enemigas, o quizá ¿las amigas íntimas son casi siempre las peores enemigas?
Muy bueno.
Narci
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