Puente en el Pantano de Valdecañas, (Imágen propiedad de L. Arellano)
Aquella mañana el teléfono no
había dejado de sonar, los expedientes se acumulaban en su mesa y al
comprobarlo comenzó a sentir una terrible sensación de ahogo a la vez que se
nublaba todo a su alrededor. Se acomodó en el sillón aferrándose a los brazos
del mismo con ansia, mientras la engullía un oscuro torbellino y su cuerpo se
llenaba de sudor frío.
Despertó de repente e intentó
llevarse las manos al pecho. Colgaba boca abajo, prendida de los pies y se
balanceaba de un lado a otro del paisaje lleno de árboles y del susurro del
agua que no lograba ver. Entonces recordó su apuesta con Paco: ¿Qué no soy
capaz de saltar desde el puente?
Luisa
Arellano
2 comentarios:
sensaciones de un desafío, los tengo pero NO de tal magnitud, ni siquiera en los sueños.
Tendrás que dejarte llevar, José. Nunca es tarde. Saludos. :)
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